miércoles, 17 de marzo de 2010
Una nueva percepción
“Provoca una nueva percepción, que no escoja, sino que deguste la realidad vivificante que se da serenamente”. Tut Farrayah
Los maestros dicen de no elegir, no escoger. Cuando eliges estás en los opuestos, no hay espontaneidad. Nuestra cultura se basa en elegir, en opinar, en estar permanentemente en aquello de que “a mi me parece...”.
Hace poco ví que se promocionaba un curso de métodos para enseñar a meditar. A esta altura me parece demencial, pero cada loco con su tema. Como la meditación es algo espontáneo no veo cómo van a hacer para enseñar espontaneidad. Como la comprensión es algo súbito y a la vez energético no veo cómo harán para enseñar comprensión.
En general tratamos de eliminar lo malo, para ser buenos. Creamos un “hombre bueno”, que se opone a el “hombre malo”. Ambos son lo mismo, es la misma mente.
Conocí el caso real de una persona que dijo haber estado más de veinte años sin mirar una mujer, dijo que miraba para abajo, hacia el piso. Esa era su lucha contra la lujuria, para dominarla, controlarla, etc; seguramente tenía mucha lujuria. Lujuria y no lujuria son lo mismo, ¿cómo puede dejar de tener lujuria si no tiene lujuria? La castidad no es el opuesto a la lujuria, ya que esta es de la mente.
No puedes tener orgullo, sentirte más, si no hay un “menos” con el que compararte, lo necesitas para poder sentirte más. Necesitas esa escala y en esa escala hay opuestos que son dos secciones de lo mismo.
Deseamos liberarnos, escapar de la desdicha, creamos entonces un opuesto hipotético, la liberación, el estado de liberación.
Hablamos de lo eterno y convertimos eso sagrado que otros han vivido en una metáfora, una nueva abstracción en la cual podemos entretenernos. Por algo los chinos antiguos decían: el sabio no habla. ¿Para qué va a hablar? No puede decir nada, no puede describir "eso misterioso".
Lo único que podemos hacer es abrirnos a la vida, vivir viviendo.
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