miércoles, 17 de marzo de 2010
La consumación
Hemos aprendido a no consumar.
Algo nos golpea, pensamos y cuando va a salir la ira la reprimimos.
Vemos alguien que nos gusta, pensamos y cuando nos vamos a imaginar cosas otra voz nos reprime dentro de nosotros.
Miramos una puesta de sol y cuando termina no se muere ahí, decimos algo, decimos “qué linda, qué lindo lugar este, deberíamos volver”, queremos repetirla y ya no es lo mismo.
Nos enamoramos de una persona y decimos: “estoy enamorado”, “estoy viviendo el amor”, “soy feliz”. Poco a poco se va encajonando ese sentir puro en lo que ya conocemos, luego intentamos repetirlo y comenzará a perder fuerza.
No estamos tratando de decir que uno cuando siente ira se exprese y termine insultando o teniendo una rabieta. Pero parte del problema con la ira es que hemos aprendido a reprimirla, entonces se vuelve un monstruo mayor.
En el caso de la persona que estudia espiritualidad es peor, porque se le dice que no puede tener ira, que no puede estar triste, que no puede estar en caos. Sin embargo todas esas emociones son parte del aprendizaje, reprimirlas o hacer de cuenta que no existen o no deberían existir no es positivo para nuestro crecimiento.
Daniel Curbelo
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