martes, 16 de marzo de 2010

Dhyana Tantra


Normalmente se traduce la palabra sánscrita dhyana como meditación. Sin embargo la palabra meditación no llega a describir de la forma más pura lo que significa dhyana. Tal vez la traducción más aproximada sería contemplación. De tal término procede el chino ch’an y de ahí el japonés zen.

La idea occidental de la meditación muchas veces se refiere a algún tipo de reflexión, algo vinculado al pensamiento. Luego de la invasión de gurúes y del yoga, también está aquello de poner la mente en blanco, no pensar o tal vez asociarlo con la concentración, aquello de fijar la mente en un punto.

En general occidente ha desconocido sus propias tradiciones místicas anteriores al cristianismo, particularmente en Europa me refiero al chamanismo autóctono de ese lugar, especialmente el druidismo.

Del lado de las Américas los indígenas desarrollaron técnicas chamánicas del éxtasis que pueden asociarse con la meditación.

En mi camino de investigación de todas estas cosas he pasado por varios momentos, entre los cuales puedo citar lo anterior, la concentración, el buscar controlar los pensamientos y todas las cosas que andan por ahí como “técnicas de meditación”. Luego de más de veinte años quisiera resumir en algunos puntos este tema:

1 – La meditación o contemplación natural, no consiste en sentarse, cerrar los ojos y abstraerse del mundo, mientras se escucha una música hipnótica y se aspira aroma a incienso. Más bien consiste en una atención delicada y total a toda la realidad que estamos percibiendo.

2 – Ir investigando lo que va pasando en cada uno de nosotros es parte de esa meditación.

3 – Dejar de dividir entre profano y sagrado; interno y externo; bueno y malo; espiritual y material es ir dándonos cuenta de la unidad.

4 – No hay “mi mente”.

5 – Hay una atención espontánea e instintiva.

6 – La respiración y activación del Hara genera energía que necesitamos para la atención.

7 – No hay que intentar controlar los pensamientos ni serenar la mente, es una trampa. Eso de concentrarse en un punto para dominar la mente es un disparate. Observa a los que lo hacen y verás lo rígidos que son.

8 – Los pensamientos no son tan personales como parece, escucha con atención y verás.

9 – Atender internamente implica llevar la energía hacia lo que va ocurriendo dentro de nosotros, para eso no se puede partir de prejuicios, de que “hay que cambiar”, “hay que ser mejor” y todo eso. Debe ser algo más bien científico, investigativo, libre del bien y del mal.

10 – Entiendo que la verdadera meditación está en el silencio, ese silencio está ahí siempre, pero vivimos en un bullicio y por eso no nos damos cuenta.

11 – Esto es importante: no hay meditador en la meditación. No hay un “alguien que medita”. Todo intento de control y de ejercer la atención a la fuerza es parte del problema.

Bueno, son algunas de las cosas que ahora se me ocurren importantes, seguramente hay más. Antes de terminar quisiera aclarar algunos términos también que pueden ayudarnos. Me refiero al término sahaja, es un término sánscrito que significa el estado “natural” del sabio, ese estado de comodidad no estancada, es el estado de libertad sin plan, espontáneo, sin intención de generar nada.

Otro concepto que alguna vez escuché: el judo psicológico. También se ha prestado para mil interpretaciones. El tal judo es una forma de trabajar psicológicamente con uno mismo, para el crecimiento interior.

Es una forma de abordar el mundo del pensamiento, implica la wu-wei taoísta, el no hacer – haciendo. Lo que mi Gurú indica como dejar fluir. En este judo psicológico hay que aprender a ver el problema y salirse de él. Es justamente el pensar en algo como un problema lo que lo crea. Justamente la palabra Ju significa flexibilidad. La idea del judo es la utilización eficaz de la energía para obtener el resultado deseado. No opone la fuerza contra la fuerza.

Existe un apego a emplear la fuerza contra la fuerza, hemos sido educados así y creemos que esa es la única manera, allí hay deseo de control y búsqueda del éxito a través del dominio. Para poder trabajar de esta manera se requiere sencillez, humildad, entrega y confianza en la vida misma.

Para terminar diré que la meditación es algo exquisito, algo que nos permite vivenciar la serenidad, la paz interior, el éxtasis. Pero en el momento en que dices: he meditado – entonces ya no estás meditando.

© Daniel Curbelo

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