martes, 16 de marzo de 2010

La "meditacion" puede hacerte daño


La idea extendida de meditación es una persona sentada con los ojos cerrados y abstraída del mundo. Cuando decimos que no es así algunos hasta se enojan. Veamos esto que dice el poeta Tagore:

“Los que desean sentarse, cerrar los ojos y meditar para saber si el mundo dice la verdad o miente, pueden hacerlo. Es su elección. Pero yo, mientras tanto, con ojos hambrientos que no pueden ser satisfechos miraré el mundo en pleno día.” (1896)

La verdad es que muchas prácticas de meditación que andan por ahí lo que hacen es embotar la mente y estupidizar al estudiante.

El mismo Dalai Lama dice: "Los occidentales que llevan a cabo con demasiada rapidez una meditación profunda deben aprender más acerca de las tradiciones orientales y formarse mejor de lo que suelen hacerlo. En caso contrario, pueden aparecer ciertas dificultades físicas o mentales."

Incluso hay talleres de meditación que son algo así como “talleres de shock”, llevan a las personas a “meditaciones” de más de 10 horas, con exigencias al límite ignorando los efectos que puede tener eso en el cerebro.

Cuando empecé con estos estudios iba a una escuela esotérica que daba mucha importancia a la meditación. Al principio yo comencé practicando tres horas diarias de meditación, hora y media de mañana y hora y media de noche. Increíblemente lo que me pasó es que se me activó una ansiedad desmedida. Si a eso le agregamos prácticas de mantras, visualizaciones y técnicas de muerte del ego les diré que la ansiedad se me fue a las nubes. Personas de mi entorno entonces me preguntaban: ¿cómo si meditas tanto estás tan ansioso? No tenía la respuesta en ese momento.

Me pasó incluso de tener compañeros que cada vez que se sentaban a meditar les venían cosquillas, molestias corporales y demás. Eso me llamaba mucho la atención, pero tampoco entendía en ese momento.

Pasaron muchos años hasta que me di cuenta de que problema era que yo no estaba meditando y lo que se estaba enseñando no era meditación. Es más, la mayoría de lo que se enseña por ahí no es meditación, son técnicas de auto-hipnosis en el mejor de los casos.

Incluso en casos donde se aplica una disciplina fuerte con el cuerpo y la concentración el resultado es nada. Yo podía estar hasta tres horas sin moverme y con profunda concentración pero luego, tiempo después de la práctica, volvía el estado de ansiedad y nerviosismo.

El problema surge en cómo abordamos las cosas, con esfuerzo, con deseo de llegar, con la búsqueda de algo, por lo cual no es raro que se genere ansiedad. Además el contexto en el cual se enseña la meditación también influye, porque se toma como idea base que el mundo no está bien, lo cual para una mente dual significa decir: el mundo es malo. El estudiante debe buscar ese mundo divino, celestial, perfecto, por lo cual deber huir del mundo malo que se le presenta. Se le hace sentir a la persona que de alguna manera está en falta, su vida no está bien, es parte de la corrupción general en la que está inmersa la sociedad, la superficialidad, el esnobismo, el consumo, etc. Para llegar a ese mundo paradisíaco entonces tiene que meditar, lo cual se convierte en una nueva obligación. Pero no es solo meditar, tiene que desapegarse, distanciarse emocionalmente de lo que la sociedad le programó para desear, las cosas materiales, las comodidades, el dinero, ciertos placeres corporales y todas esas cosas. El intento de querer desapegarse de eso no deja de ser la necesidad de agradar a una nueva autoridad que se le impone, la autoridad divina.

Veamos lo siguiente: o estamos parados en el ser divino o no. Si la respuesta es no, todo intento por llegar a eso es producto de la mente vulgar y generará ansiedad. Lo otro viene si nos abrimos de corazón, sino no puede ser generado por el esfuerzo. Liso y llano, todas esas meditaciones de shock y búsqueda de cosas místicas no sirven, son fuente de stress.


Daniel Curbelo

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